A qué le tiras cuando sueñas mexicano?
Observatorio Político
Por Maquiavelo
Sin lugar a dudas, el gobernador de Puebla, Alejandro Armenta, dejó con el ojo cuadrado al país entero cuando afirmó que iría a Suiza, con dos científicos poblanos para conocer el Gran Colisionador de Hadrones (LHC) del CERN, es decir, el moderno Acelerador de Partículas que existe en ese país y traer esa tecnología a la entidad poblana para hacer de esta Puebla levítica…el Silicon Valley de México? Que como tal lo dijo.
Sin embargo de inicio, habría que preguntarle a don Alejandro; existe en México, no digamos ya en Puebla, los cerebros científicos suficientes para iniciarlo y el personal periférico capacitado y suficiente para emprender una tarea de este nivel? O habría que importarlo.
Ya que no sólo se necesita la capacidad técnica en personal idóneo y con sueldos acordes a lo que devengan los trabajadores de ese complejo tecnológico, sino que, habrá la capacidad económica para ello?
Porque habría que recordar a Albert Einstein, cuando dijo: “Todos los imperios del futuro van a ser imperios del conocimiento, y solamente serán exitosos los pueblos que entiendan cómo generar conocimientos y cómo protegerlos.” Ojalá el Gobierno de Puebla actuara con base en esta tesis.
De allí que, lo que vemos en las declaraciones del gobernador de Puebla Alejandro Armenta, sobre su viaje a Suiza para conocer el Acelerador de Partículas y traer esa tecnología a la entidad, suenan más a un discurso político con aspiraciones futuristas que a un proyecto con bases sólidas y viables. Pero vayamos por partes:
1. La viabilidad económica
De acuerdo con estudios públicos y ampliamente conocidos en el ámbitos científico, construir y operar un acelerador de partículas no es un asunto menor, no se trata de, digamos coloquialmente; “meter un ‘Diablo’ en un tubo de Pemex para impulsarlo y descubrir grietas en el interior de los ductos,” sino que un Colisionador de Hadrones (LHC) del CERN como el de Suiza, tuvo un costo de unos 8 mil millones de dólares (datos públicos) sólo en su construcción, sin contar su mantenimiento ni los costos operativos anuales, que ascienden a cientos de millones de dólares.
Puebla, con todo su presupuesto estatal, no tiene ni remotamente los recursos para una inversión de tal magnitud y México, mejor pensar en otra cosa.
Por otro lado, si la intención de Alejandro Armenta es traer tecnología derivada de la física de partículas habría, el señor Gobernado, aclarar en cuáles aplicaciones específicas querría desarrollarla. Porque no se pueden negar los avances que, en este sentido, el CERN suizo han terminado en otras industrias, como la medicina, computación, telecomunicaciones, etc, pero eso tampoco significa que el estado de Puebla pueda replicarlos fácilmente sin una infraestructura científica y tecnológica previa.
Y de acuerdo con conocedores del tema, no sólo en México, sino de manera particular Puebla, carece de una comunidad de científicos y físicos de partículas lo suficientemente grande para sostener un proyecto de este calibre, si bien el país cuenta con algunos investigadores en el área, muchos de los cuales trabajan en colaboración con el CERN a través de instituciones como la UNAM o el Cinvestav, su número es reducido.
Ahora, si la propuesta del gobernador va en serio, primero tendría que aplicarse en resolver la fuga de cerebros dado que, desde los golpes asestados a la comunidad científica por su partido MORENA, sobre todo en el CONACyT México ya pierde talento científico por la falta de financiamiento, infraestructura, apoyo institucional y seguridad.
Antes de aspirar a ser el «Silicon Valley de México», Puebla necesitaría fortalecer sus universidades y centros de investigación, ofrecer salarios competitivos y crear un ecosistema de innovación tecnológica.
Dicen que las comparaciones son odiosas, pero Silicon Valley no surgió de la nada, no tuvo a una generación científica instantánea, sino que fue el resultado de décadas de inversión en investigación y desarrollo, con universidades como Stanford y Berkeley a la cabeza, junto con capital de riesgo, apoyo gubernamental y una cultura empresarial que favorece la innovación.
Puebla tendría que construir primero una base científica y tecnológicafuerte, atraer inversión privada y garantizar seguridad jurídica, vía Poder Judicial a las empresas de tecnología, de lo contrario, la comparación con Silicon Valley es más aspiracional que realista.
Así que, conociendo la verborragia morenista y las aspiraciones a revolver para dejar todo igual, lo más probable es que esta declaración de Armenta sea parte de un discurso político para proyectar una imagen de modernidad y progreso.
Si su gobierno realmente quiere impulsar la tecnología en Puebla, debería enfocarse en mejorar la educación en Ciencias e Ingeniería, fortalecer la vinculación con empresas tecnológicas y apoyar a los investigadores locales antes de hablar de traer tecnología del CERN. Lo único que vemos en este viaje a Suiza, creemos, es turístico, conocer sus bondades y beneficios así como estudiar su sistema bancario y de valores cuya discrecionalidad es atávica y altamente confiable. Conste. Pero eso lo Veremos y lo Diremos. Conste.
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