Por Ociel Mora
Los números son los números, y las opiniones son opiniones.
Los primeros son inobjetables en la toma de decisiones; las segundas son, a lo mucho, deseables. El tema tiene que ver con las alianzas electorales entre partidos políticos.
Ya se sabe, las alianzas se abren camino cuando las cabezas de los partidos se reconocen débiles y vulnerables. Entonces se afianzas a ellas como a la última balsa. Es el estado actual de los partidos Revolucionario Institucional y de la Revolución Democrática.
Ambos fueron barridos en la elección pasada. Sin embargo, a nivel local y regional, el PRI, mantiene legiones porcentuales grandes de seguidores, medidas en función de su padrón local. Es el caso de Huauchinango en la elección pasada, no obstante haber perdido la elección quedó en tercer lugar, prácticamente empatado con el PAN, quien quedó en segundo lugar, con poco más de mil votos. ¿Qué ocurrió cuando todos hacían ganador a la coacción encabezada por el PAN? El tsunami de López Obrador.
Hasta antes del 2018, la creencia generalizada para ganar elecciones era disponer de muchos millones de pesos para dos cosas. A) Comercializar el candidato como se hace con las marcas de embutidos, y B) Salir a comprar dirigentes y votantes el día de la elección y en los previos a ella.
Fue la marca del morenovallismo que hundió a la entidad en la pobreza, la desigualdad y el desprestigio gubernamental. Es el caso Lozoya-Peña Nieto que actualmente se ventila en tribunales. Los que conocen del tema afirman que por cada peso autorizado, hay 25 de origen ilícito. Se trata de un modelo delincuente y muy caro para la población.
Todo el dinero invertido regresa copeteado a sus dueños. El dinero en campañas fue la causa que en el 2015 se registrara la muerte violenta de varios alcaldes en funciones. Es un modelo ilegal. Que Huauchinango tenga población en pobreza y pobreza extrema tiene culpables. Sus gobernantes, y la forma cómo accedieron al poder.
Para terminar regresemos a las cuentas de Zeferino Hernández. En la elección ordinaria de 2018 para alcalde, el PRI obtuvo nueve mil 213 votos. Frente a mil 318 votos del PRD. Una aceptación incluso por debajo del PT. Además de tratarse de una alianza de espaldas a la población, los votantes, y que viola los derechos de los militantes.
Hasta la belleza cansa. Pahuatlán gestionó con relativo éxito la pandemia en las primeras semanas y meses.
Primero descreyó de la gravedad e hizo como si nada pasara. Después asumió con institucionalidad los protocolos oficiales. Como siempre, las comunidades indígenas reaccionaron por su cuenta ante la amenaza y tomaron sus propias medidas de seguridad. Incluso un grupo de personas trató de establecer un cerco sanitario, pero como siempre, apareció La Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), y todo lo echó a perder, para huir en seguida.
Hay que decir en este punto que es muy lamentable la procuración de los derechos supremos de parte de la estructura de gobierno. Antes se trató de los incondicionales del gobierno en turno, ahora con un gobierno que se dice de izquierda, sencillamente no se entiende. Pero regresemos al punto.
En las primeras semanas, cuando se presentó el primer caso confirmado, y recibió atenciones médicas en la ciudad de México, el ayuntamiento ordenó que se saliera a perifonear a las calles. Se advertía sobre el riesgo y se invitaba a la gente a seguir los protocolos de sana distancia y confinamiento. Incluso los policías municipales rondaron la casa del enfermo para evitar contactos fuera de control. El asunto subió de tono, al punto que el enfermo denunció acoso de la presidencia. Al final el enfermo fue dado de alta y felizmente nadie resulto infectado. La autoridad continuó con las medidas. A la entrada y salida de pueblo se entregaban cubrebocas y crema desinfectante a los transeúntes. El municipio se mantuvo por varios meses con saldo blanco.
Pero como dice el cantante, hasta la belleza cansa, cuanto más la cuarentena. Así que a finales de agosto el ayuntamiento cedió a la tentación y organizó una fiesta con todos los faustos de pueblo. Fue como un solo acto, Pahuatlán, de “saldo blanco” se disparó a cinco, en la cuenta oficial. Ahora la gente murmura que la principal fuente de contagio es la presidencia municipal.
Civilización contra barbarie.
En la semana se suscitaron unas curiosas declaraciones que recuerdan la vieja disputa entre indigenistas e hispanistas. Hay que decir que en la región de Huauchinango varios indígenas nahuas se han acomodado en puestos de gobierno relacionados con el bienestar y desarrollo de los pueblos indios. Se trata de una vieja crítica-demanda de los años setenta y ochenta de un grupo de antropólogos indigenistas.
Postulaban que el fracaso de las acciones de gobierno en las regiones interétnicas se explicaban por la ausencia de los sujetos motivo de desarrollo. Es decir, los indígenas. La solución pasaba porque fueran ellos los que tomaran las riendas en aquellos temas que les atañen en primera persona. Yo no creo en esas argucias, porque la promoción del desarrollo y el bienestar tiene que ver con la eficiencia, no con condiciones de clase o étnicas. Pero eso es secundario.
El caso es que felizmente varios indígenas de la región tienen puestos de mando. Espero que desde allí enriquezcan el debate sobre qué hacer para sacar a la población indígena del atraso secular; de lo contrario no tiene ningún sentido, y estaríamos ante un caso más de populismo. Fue en este contexto, de indígenas en posición de mando, me parece, que se suscitaron las declaraciones de una funcionaria del municipio de Huauchinango, quien se dijo “agradecida por la Conquista”, pues sin ella, ella no estaría ahí.
Ayuda, por favor. En la región de la Sierra Norte hay un fenómeno extraño, que no le encuentro explicación, explicación lógica, y para eso pido su ayuda. Me refiero a las conexiones entre ex presidentes municipales y la industria hotelera en la mayoría de los pueblos, en los que casualmente fueron gobierno.
Se reciben sus comentarios en ocielmora@gmail.com
Ociel Mora es editor del libro Huauchinango: El Rumor del Tiempo