El malestar y el acecho de la ultraderecha


El presidente López obrador gusta de tomar decisiones de largo plazo.
Como si su administración no estuviera constreñida por ley al 2024.

Los cambios que impulsa tienen como finalidad contrarrestar la descentralización y regresar a los años setenta y ochenta, cuando todas las decisiones se tomaban en Palacio Nacional.
Incluyendo las de política económica.

La justificación es el combate a la corrupción, la que hace agazapada en la sobrevivencia de instituciones del viejo régimen.
Pero en los hechos se reduce a la política de un solo Hombre.

Como en los tiempos de cuando el ahora presidente se iniciaba en los menesteres de la política, en su natal Tabasco.

Pedirá, como pide, que no se le confunda, que hay diferencias, entre los panistas y priistas del pasado, y su persona.

Él no encarna el talante del mal de aquellos. Lo cual es cierto.
Sin embargo, hay una cuestión; una cuestión ineludible.
Su mandato concluye en un periodo de poquito más tres de años.

Y lo que observan y critican los especialistas es que él tiene en marcha una política de desinstitucionalización de las entidades que conforman la infraestructura democrática.

La que hizo posible la alternancia en la máxima magistratura, en un breve espacio de apenas 18 años, en tres fuerzas políticas contrarias (PAN-PAN-PRI-Morena), incluyendo la izquierda que encabeza el presidente.
Sin ella Andrés Manuel López Obrador no habría sido levantado ganador.

La derrota del 2006, por unos cuantos votos, fue culpa suya. No fue a la reunión de banqueros de Acapulco, y no se presento a los debates previstos.
Volviendo al punto.
El dilema de fondo, y en el que se rompen las mejores intenciones, es que nadie sabe quién llegará a la presidencia en el 24, y en qué condiciones, y bajo qué promesas.

Es el gran dilema de la contrahecha democracia mexicana, que en el
parecer de muchos, se agudiza por la personalización del presidente.
Un dato, que prende los focos rojos, es la presencia de grupos inéditos en la escena nacional.

Desde el levantamiento cristero de los años veinte, no se había visto un movimiento ultraconservador tomando la calle, como lo hace Frenaa.
Como lo ha dicho el propio López Obrador, los cambios producen resistencia y enconos sociales. Su caso no es la excepción.

El problema es que ese malestar (un malestar creciente) no ha recaído, y nada indica que así vaya a ser, en los partidos políticos.
Sin embargo, si hay institución sumida en el desprestigio público, por encima de los policías de crucero, son los partidos.

Los entes cuya tarea es precisamente procesar los conflictos y el malestar de la población.
(Antes de cerrar estos deshilvanados apuntes permítaseme recordar que Enrique González Pedrero, su mentor político, en el año de 1993 dio a las prensas un libro de título que anuncia presagios. País de un solo hombre).

CHAYO NEWS
El ayuntamiento de Xicotepec que preside la señora Guadalupe Vargas y la Asociación Civil “Perspectivas Interdisciplinarias en Red A. C.”, bajo la coordinación de la antropóloga Libertad Mora Martínez, se ayuntan para llevar a cabo el ciclo de conferencias Historia viva de Xicotepec.

Se tratarán tres temas relevantes, dos del pasado colonial, y uno de la postrevolución.  Todos vinculados con lo que ahora es el municipio de Xicotepec, en particular, y de la Sierra Norte, en general.

La primera tratará sobre el Códice Xicotepec, el documento histórico más importante de la ciudad. Se cree que lo mandó pintar don Miguel del Águila, tal vez el último monarca indígena con poderes de gobierno.

La segunda hará referencia a la presencia de la antropóloga danesa Bodil Christensen en la región, en los años treinta del siglo pasado, y su registro fotográfico. Se trata de documentos imprescindibles para entender los cambios en la región en el último siglo.

La tercera hará el recuento de la presencia en la región de Martín Ocelotl. Un sabio náhuatl que en plena guerra de Conquista tuvo gran influencia intelectual en la región de la Sierra Norte (desde Tulancingo hasta Papantla).

Fue el primero que cuestionó los dogmas de la religión católica y los puso en duda. Reto a debate a los escasos curas. Por ese motivo fue condenado por el Tribunal de la Santa Inquisición.

***El fin de semana los medios locales hicieron circular una foto reveladora. En ella se mira al incansable Zeferino Hernández en una mesa de trabajo en la ciudad de Puebla, con el presidente y secretario general del Revolucionario Institucional.
Bien a bien nadie sabe los acuerdos a los que se  arribaron, pero se sospecha que algo gordo se traen entre manos, los de allá y los de acá. Pero ya veremos y contaremos.

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