Los dos carnales (carnalitos) de Zacatlán

La Pasarela
Toño Madrid

Se odian a muerte, tanto como quizá antes se amaron y se apoyaron. Se decían carnalitos
¿Ha escuchado usted hablar de los dos carnales?
Le presento ahora a los dos primos.
Se odian a muerte, tanto como quizá antes se amaron. Se decían carnalitos.
No era extraño, compartían entonces intereses en común. Intereses de poder, de dinero, de relaciones, de proyectos políticos. Todo un horizonte se abría ante ellos, trabajando en equipo.
Ya antes, uno de ellos había sido alcalde. ¿Porque no podría ser el otro? Después de todo Zacatlán aguanta eso y más.
Pero un día se rompieron las relaciones. Uno de los primos, a quien llamaremos “El Primo A” se engolosinó con el poder. Y quería ir por más. El otro primo, a quien llamaremos “El Primo B”, montó en cólera. Pegó un manotazo en la mesa y se dispuso al ataque.
“El Primo A” pese a su poder, tuvo que recular.
Inventó un pretexto hilarante: tenía asuntos personales que atender. Tantos, que hoy se pasea tranquilamente por el pueblo (según escribió recientemente en un texto de Face), un día sí y otro también, como quien no tuviera otra cosa que hacer.
“El Primo B”, habilidoso como es (después de todo él había impuesto al “Primo A”) llegó a ser, contra viento y marea, alcalde por segunda vez.

Viento y marea quiere decir, todo el aparato de la administración que encabezaba el “Primo A”, quien maniobró cuánto pudo (y pudo mucho) para que “El Primo B”, se fuera a la mierda.

Pero ni se fue a la mierda y si en cambio arribó al poder.

Hoy, en la cúpula de ese poder, revela que hay 128 millones de pesos que no encuentran en qué se gastaron. Desaparecieron así, de la noche a la mañana como desapareció el cariño y afecto que entre ellos les habían inculcado tanto sus santos padrecitos.
¡Chingado poder, como destruye familias!, dijera mi abuelita (si viviera).
“El Primo A” enfurecido le dijo de todo al “Primo B”. Se dijo calumniado. Vilipendiado. Aplastado. Sometido. Sacudido. Exhibido. Desprestigiado.
Of course, nunca las venganzas políticas han estado llenas de halagos, querido profesor.
Y dicen que vienen más embates.
Oh, mi querido Zacatlán… tan lleno de manzanas y tan lleno de primos vengativos.
Ah, un detalle. Un personaje más, a quien llamaremos “El Sobrino”, tuvo mucho que ver en esta trama.
Hijo del “Sobrino A” y socio del “Sobrino B”.
Para mayores señas, fue la manzana de la discordia. La manzana envenenada, pues.
¿Habrá Fiestas de Mayo en Juan Galindo?
Este jueves saludé a nuestro buen amigo Max Muñoz, alcalde de Juan Galindo. Me platicó de varias obras que por motivos de la veda electoral no es posible difundir, pero que el próximo 11 de abril estará dando a conocer por todo lo alto, como es debido, pues la gente debe conocer cuál es el trabajo que está realizando. Me felicitó por el programa radiofónico que conduzco en la capital del estado, lo cual agradezco y nos despedimos con esa efusividad y amabilidad que siempre tiene, pese a que noté el cansancio en su semblante. No es raro, el trabajo como alcalde cuando es realizado como se debe, es absorvente.
Es digno también señalar el control que tiene su gente al ingresar a la Presidencia Municipal, pues no baja la guardia y se realiza la sanitización respectiva a todo aquel que ingrese al recinto.
Enhorabuena.
En cuanto a las Fiestas de Mayo, me comentó que aún no tienen definido si es que se llevarán a cabo.
Estaremos pendientes.
Así funciona un buen gobierno
Este jueves escribí este texto en mi página de Facebook, La Pasarela. La titulé: “Así funciona un buen gobierno”. Dice así.
“Así funciona un buen gobierno. Una autoridad gestiona ante otra y en conjunto se logra ayudar a la gente. Sobre todo, a la gente de más escasos recursos económicos, los que no tienen dinero. Esa gente a la que solamente se le va a visitar en tiempos de campaña y todo son abrazos y besos, y luego se hacen los que no los conocen.
Este es un caso distinto, el juez de Paz de Tlacomulco, comunidad perteneciente a Huauchinango; Antonio Cruz Martínez, acudió con el presidente Rogelio López Angulo y esposa, la arquitecta Lilian González Cabrera y en conjunto pudieron ayudar a gente que desafortunadamente perdió sus casas a causa de un incendio.
Así funciona, cuando hay voluntad y ganas de ayudar a la gente. La otra opción, la de hacer caso omiso, desafortunadamente es la más común…”
Hasta aquí el texto.
Lo escribí luego de saber el caso y que realmente se ayudó a la gente. Como lo consigné, dan nauseas aquellos gobiernos que una vez llegando al poder, se olvidan y hasta se avergüenzan de la gente humilde. Este, afortunadamente no es el caso.

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