Algunos metidos a políticos no tienen respeto a los demás

Observatorio Político
Por Maquiavelo
Sin duda el respeto a los demás debe ser una actitud permanente no sólo de palabra, sino de hechos en donde la educación y los buenos modales no deben ser esporádica presencia entre las personas y menos entre los aspirantes a un puesto de elección popular.

En estos tiempos de pandemia y cuando en Huauchinango, a partir del primer caso de Covid-19 que se conoció, el 1 de Mayo pasado, (al día de hoy 8 de Octubre 2020) tenemos 412 casos, 2. 55 casos diariamente, sin variación si hemos de hacer caso, valga tanta redundancia, al Mapa de Coronavirus del Gobierno Federal, en ese panorama estamos.

Hemos visto a políticos advenedizos, a políticos adelantados, a neo-políticos y toda la gama de desbocados aspirantes a un puesto de elección popular que exulta un exacerbado y público sentido de servicio al pueblo y un escondido puñal en la espalda para herir el sentimiento popular y causar el mayor daño posible a la hacienda pública que no se miden, una vez electos.

Visitan pueblos, comunidades rurales, donde la gente buena los recibe sin inhibiciones y ofrecen su hospitalidad, la tradicional hospitalidad de los pueblos serranos, sin embargo no tienen la precaución de ir embozados, con un cubrebocas como marcan los especialistas y científicos, con el fin, no sólo de protegerse ellos mismos, sino de proteger a sus contertulios

Contertulios que se pasman ante la presencia de los políticos quienes, como los Idus de marzo llevan las buenas nuevas de una vida mejor si los toman en cuenta para el próximo proceso electoral, lo hemos visto, vivido y escrito sobre ello miríades de veces, pero eran otros tiempos, hoy la nueva normalidad marca otro ritmo.        

Y ese ritmo se traduce en una sola práctica exacta, “el respeto a los demás”.

Hemos escrito en el reciente pasado que, no podemos esperar que la gente de comunidades rurales, apartadas del trajín de gente como en Huauchinango, tengan mayor riesgo de contraer el Coronavirus como en la ciudad y por ello, muchos no usan el cubreboca que, además, representa un cargo oneroso a su peculio.

Sin embargo el aspirante al puesto de elección popular debe llevar cubrebocas en número suficiente, no sólo para cubrirse él mismo y sus acompañantes, sino para entregar a quienes visitan en sus casas y al mismo tiempo ilustrarlos sobre la necesidad de usarlos, de otra manera, no cumplen con lo más elemental de los cargos públicos que es proteger a los gobernados.

Y si no cumplen como aspirantes lo que debe ser, menos se espera de ellos cumplan cuando sean candidato y si por suerte resultan electos, menos podemos esperar cumplan con el encargo de mandar obedeciendo, en suma, ser un mandatario honesto y, en términos más coloquiales, ser el mandadero del pueblo.

Por lo tanto el respeto es una actitud de ida y vuelta, para exigir respeto debemos, asimismo empezar por el pilar fundamental, que es respetarnos a nosotros mismos.

Ojalá, don Zeferino, como el resto de los políticos, como parte de una nueva “normalidad” política, no importa no sean los tiempos de campaña, se avituallen de unas cajas de cubrebocas para entregar a la gente de comunidades rurales, con o sin logotipo de  su partido, con o sin, su nombre impreso, con o sin sus colores partidistas emblemáticos, pero con suficiente carga de respeto a la gente. Porque quien vive de manera coherente entre lo que dice y lo que hace, buscando su bien y el de los demás, genera respeto sin presiones, surge o sobresale por lo que trasmite, sin ninguna imposición. Así que, lo Veremos y lo Diremos. Conste.

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