Anselmo

Por Ociel Mora
La hora de Zeferino
Quienes conocen a cerca de los menesteres de la política local afirman que si mañana fueran las elecciones para renovar el ayuntamiento de Huauchinango, habría un partido y un candidato como seguros ganadores, que no son Morena y Gustavo Vargas (como se sabe la reelección inmediata de alcaldes ya esta en vigor; Vargas ha dicho que va).

Ese partido y ese virtual ganador serían el viejo Revolucionario Institucional y Zeferino Hernández Gonzales, un joven activista popular que se sale del molde de los nuevos políticos adinerados del pueblo, que tanto agravian a la población. El de Zeferino es uno de los méritos que más  le valora la gente y más adeptos le gana.

Hay evidencias para creer que es así e incluso que se puede mantener la tendencia ganadora hasta el día de la elección, y consumarse el triunfo, no obstante las contingencias que se pueden presentar en el sinuoso camino de 24 semanas.

Una de esas evidencias son el desencanto y frustración que en general priva entre la gente sobre los gobiernos surgidos de Morena. En el caso local es evidente el malestar por la incompetencia del ayuntamiento en temas cruciales. Como son garantizar seguridad y recoger la basura.

Lo más doloroso tiene que ver con el número de muertes registrado por el Coronavirus, en mucho porque el alcalde se rehusó a poner en práctica los protocolos de prevención sancionados por el gobierno federal.

Las concentraciones de personas se mantuvieron sin que nadie advirtiera sobre el riesgo. Incluso se les dejaron cuando Huauchinango aparecía como el municipio con el mayor numero de contagios de la entidad, con respecto a su tasa de población.

Los medios locales han registrado el uso de vehículos oficiales del municipio en tareas personales del alcalde (sacando escombros de su casa), en pleno zócalo de la ciudad, a la luz del día, y con los índices más altos de contagio por la pandemia. Este tipo de abusos de autoridad (corrupción y cohecho) ni siquiera le merecen ofrecer una explicación pública.

En un acto de torpeza, el alcalde abrió un frente de pela con el párroco del lugar, por una obra que no es más que una ocurrencia suya, alentada por sepa Dios que interés oscuro. Pues no responde a una demanda social; no resuelve un problema concreto; no hay diagnóstico y carece de los estudios y permisos correspondientes.

Lo que hay dicen los que escuchan  y ven adentro, es el tic-tac de los dividendos de una obra de sesenta millones de pesos. En una homilía, en la que relato la arremetida municipal, el párroco denunció que temía por su vida.

Hay otros problemas que salen de su competencia inmediata pero que siguen ahí, no en condiciones de mejora, sino de empeoramiento. La pobreza y las desigualdades se ensancharon con la enfermedad.

La pobreza no sólo se ha reducido; se agravó con la pandemia. No solamente no hay nuevos empleos; sino que muchos trabajadores formales perdieron se trabajo. Y quienes se mueven en la informalidad han resultado igualmente afectado por la crisis económica y el confinamiento.

Más abajo, a nivel de localidad y comunidad rurales, no llegaron los grandes programas que prometieron en campaña; los que sacaría a los pobres de esa condición inicua de no tener para comer. Progresa-oportunidades-prospera el programa integral que permitía la movilidad social, fue suprimido por el nuevo gobierno.

Hay un dato que no se puede perder de vista. Huauchinango es una de las fuentes más importantes del viejo nacionalismo revolucionario del que abrevó el Revolucionario Institucional hasta que fue desplazado por la ideología neoliberal.

¿Qué quiero decir? Quiero decir de la importancia que tiene en la región ser obrero del estado mexicano, y la fuerza de la identidad gremial, pero sobre todo de los derechos sociales que implica. Ya en Luz y Fuerza del Centro (desaparecida por decreto), ya en PEMEX, ya como beneficiario de las políticas agracias, ya como beneficiario del Instituto Nacional Indigenista, a través del centro de Huachinango.

En fin… la presencia de la plana mayor del PRI en Huauchinango el fin de semana, y el nombramiento de un nuevo delegado, indica dos cosas: a) reconocimiento del trabajo de Zeferino por el comité directivo estatal de su partido; y b) demostración ante sus seguidores y aliados de que cuenta con el apoyo del Comité Estatal de ese partido, y que su proyecto pisa en firme.

ANSELMO
El fin de semana se agravó la salud de Anselmo, el danzante volador que el 16 de octubre pasado sufrió una caída de más de diez metros cuando ejecutaba una presentación de la danza. El accidente ocurrió en el municipio de Acaxochitlán, Hidalgo, de donde con sacrificios y ayuda de particulares fue trasladado a un hospital de Tulancingo. Allí le presentaron una cuenta de 250 mil pesos. Nadie de Pahuatlán comunicó nada al gobierno de Puebla, no obstante que la danza esta protegida por la ONU-UNESCO, como patrimonio de la humanidad. El gobernador Barbosa Huerta se enteró en una de sus mañaneras por una reportero. Allí en el acto dio la instrucción para que fuera llevado a Puebla. Fue internado en el Hospital del Norte (de ortopedia). Después de dos semanas fue intervenido de la parte más delicada: la columna vertebral. El Hospital es Covid. El fin de semana la administración del hospital determinó darlo de alta. El médico que lo atiende no estuvo de acuerdo, sin embargo prosiguió la salida. La noche del jueves se complicó su estado. Los médicos determinara con firmeza que no podía salir y tampoco estaba en condiciones de ser trasladado hasta la comunidad, sin estar seguros de si Anselmo volverá a caminar o no. El joven Anselmo ha sido abandonado a su suerte por las autoridades locales. Ha faltado lo más importante: acompañamiento. Al municipio le llevó 18 días reaccionar ante la desgracia. Al parecer la causa del abandono tiene que ver con el hecho de que su familia profesa la religión evangélica y vota por el partido equivocado.

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