Noticiero de la Sierra Norte
Por Carlos Castelán
Sin duda la presión social contra las manifestaciones dictatoriales de los gobernantes es la mejor medicina para influir en el cambio de un gobierno al que sus ciudadanos consideran no ha dado los resultados que la esperanza social esperaba.
De nueva cuenta aparece la frase que por conocida es repetida una y mil veces en el acervo histórico de México, “No se puede confiar en el gobierno…” y menos, agregan, en un gobierno con evidentes muestras de un movimiento tan errático y desatinado que ha dado lugar a la renuncia, “por motivos de salud…” digamos republicana, de decenas de funcionarios honestos y bien intencionados al no entender cómo o de qué manera trabajar por el país con las trabas y zancadillas que desde el poder dimana dislates.
Qué se puede hacer ante una situación como ésta, en la que el pueblo llano, aquél que no goza de prebendas y canonjías, aquél que no modifica su estatus quo de actor pasivo y encara los abusos y dictados desde un gobierno marcado por un sistema obsoleto y destructivo, lleno de despropósitos o el desprecio por lo técnico y lo científico y, lo peor, minimiza el derecho no sólo de sus ciudadanos, sino de todo el mundo para progresar contra conformarse con un plato de lentejas arrojado desde la mesa del poder, pues a inconformarse!
Sin duda fue el acicate para marchar como lo hemos visto en el pasado inmediato y podemos asegurara que es algo que se va a incubar en el 2021 y eclosionará en el 2024, si llegamos…
Hemos visto cómo y de qué manera, tan mediocre y sometida la Tremenda Corte, estilo Tres Patines, dictaminó un dislate a cambio de una pregunta que si bien fue considerada como anticonstitucional, no tuvo rubor para ratificarla garrapateando, a cambio, un galimatías más propio de la sátira cantinflesca que de uno de los Tres Poderes de la República y terminó amalgamándose con el propio Poder Ejecutivo que, junto con el Legislativo, son ya uno, único e indivisible, negando su propia autonomía donde reside el Poder de la República.
No era mentira, sino un dicho que salió del corazón mismo del dislate convertido hoy en el Poder Político de México, “Al Diablo con las Instituciones” y encara la cruzada de acabar con ellas, lo malo es que; con qué las suple…?
¿Qué hacer ante semejante circunstancia? Sin duda lo que vimos el fin de semana, una presión social que dé al traste con todos estos abusos, que no debe repetirse lo vivido el Siglo pasado y menos, más allá del 2021 por el bien de la República. Muchas muertes, sudor y lágrimas ha vivido el país, desde aquél grito de principios del Siglo XX, “Sufragio Efectivo, No Reelección” que devino tras una fuerte presión social que concientizó al pueblo sobre el camino a seguir para quitar a un dictador que durante 32 años estuvo en el Poder con un Poder Absoluto que lo corrompió absolutamente.
Esta historia la conoce el Pueblo de México, así con mayúsculas, y no tiene ninguna intención de repetirla.
De allí que si la presión social sigue por el camino que va, como entonces, socavará el poder político dictatorial y se reflejará en el próximo proceso electoral para que la política de México dé una vuelta de campana que permita regresar al cauce de la racionalidad y la esperanza, por el bien de nuestros hijos y nuestros nietos, la Revolución del Siglo XXI.
Si duda están en marcha las marchas que deben repetirse a nivel nacional o estatal, lo más a menudo posible para lograr resultados. Si tras esta muestra de esperanza esperan que los resultados electorales del INE sean favorables al pueblo de México sólo serán posibles tras una sucesión de presiones sociales, sin conformismos.
Ya no será más el “estás conmigo o están contra mí…” sino que, con las marchas y la presión social, los mexicanos están con un México próspero, un México mejor preparado que no se conforme con un par de zapatos y una muda de ropa, sino que aspire a tener lo mejor de los mejor basado en el trabajo, el cerebro y las ganas de salir adelante, camino éste que debe ser, sin “ismos” y pavimentado por un gobierno justo y atinado en el ejercicio del Poder y no nada más tendiendo dádivas y promesas incumplidas pero sobre todo con la mirada puesta en el pasado tratando de buscar revanchas y omitiendo las barreras constitucionales y legales, las decisiones judiciales y la opinión pública. Así vemos la marcha de los mexicanos en el zócalo capitalino, sin duda es la incubación de un embrión revolucionario que, o se engüera o eclosiona con toda su fuerza. Conste.
Periodista desde hace 40 años, ha laborado en todos los diarios de gran formato del Estado de Puebla con información, preferentemente de la Sierra Norte de Puebla.