EL CASO AYOTZINAPA A CUATRO AÑOS VISTO
«Buenos Dïas a la Sierra»
Por El Serrano
Foto: Año 2014, marcha IPN
Cómo no recordar la muerte de los estudiantes de Ayotzinapa que en esa fecha del año 2014, pasó desapercibida en los medios de comunicación, sobre todo en el amanecer del 27 de Septiembre, cuando aún no se disipaba el humo en el tiradero de basura en donde supuestamente fueron desaparecidos, incinerados, según la “verdad histórica” de Murillo Karam..
Y todo ese silencio porque en esa mañana del 27 de Septiembre miles y miles de estudiantes del Politécnico Nacional marchaban hacia la Secretaría de Gobernación con un pliego petitorio.
La noticia de los estudiantes desaparecidos en Ayotzinapa era un sotto vocce, un rumor, una verdad que simplemente se había acallado por un día y tardaría un día o dos más, en darse a conocer en toda su extensión, no convenía hacerlo antes debido al caldeado ambiente político nacional, incluido el “Yo soy 132” y la conmemoración del 2 de Octubre…no se olvida!, la dócil prensa de entonces, se ovilló.
Hemos de recordar que, hace seis años, al marchar los estudiantes del Movimiento “Todos Somos Politécnico” formaban una impresionante columna, por las grandes avenidas de la Ciudad de México y captó el interés nacional, se vio en los medios, en la televisión al Secretario de Gobernación salir de sus oficinas. Al paso largo. Un Osorio Chong arremangándose la camisa y que casi corría al encuentro de la masa que ya sumaban cuando menos, según estimaciones de observadores, unos 27 mil estudiantes.
Apresurado les pidió el pliego, luego de un rápida ojeada, a todo dijo “sí”, y cumplió. Bueno, cumplió a medias, porque después otro pliego petitorio llegaría a sus manos y también dijo “sí”,
Y así vimos que hubo una cancelación total del nuevo reglamento en el IPN. Se derogaron los planes de estudio para tecnificar la educación superior, así como de los planes de estudio del nivel medio superior. Se aplicó el mapa curricular anterior con la participación de la comunidad en la reforma posterior. Se destituyó a Yoloxóchitl Bustamante como directora general del IPN. Se logró la salida de la Policía Bancaria e Industrial de las instalaciones del instituto. Se eliminó la pensión vitalicia de los ex directores. Se buscó la democratización del IPN. Se garantizó que no habría represión académica y legal contra los participantes en el movimiento. Se aumentó el presupuesto a la educación superior, la ciencia y la tecnología para que se les destine al menos 2% del PIB. Se transparentaron las formas de injerencia del sector privado en la institución y, finalmente, se expulsaron de manera definitiva a los grupos porriles en el IPN, pero de Ayotzinapa, nada se sabía…todavía.
La cosa se complicaba porque, lo recordamos, se estaba en las vísperas de otra marcha, una megamarcha, la del “Dos de Octubre…no se olvida!”
Y fue precisamente a raíz de un aniversario más de la muerte de estudiantes en Tlatelolco, que los normalistas de Ayotzinapa pretendían llegar a la ciudad de México y estaban en Iguala la noche del 26 de septiembre. Una noche que marcó al país y conmocionó al mundo. Pretendían participar en esa histórica marcha. En lugar de todo lo sucedido, se escondió, por breve tiempo, la desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa.
Los muchachos desaparecieron entre la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre del 2014 luego de que policías federales, policías estatales, municipales, ejército mexicano, y ministeriales atacaron a balazos a los inermes estudiantes y en la refriega hubo, seis muertos y 25 heridos, pero además, 43 desaparecidos.
Los estudiantes pensaban, como dijimos líneas arriba, asistir a la Marcha del 2 de Octubre de 2014 y estar en otra conmemoración más de los asesinados por el Ejército en Tlatelolco en el año de 1968.
De acuerdo con la “verdad histórica” de 2014, dada a conocer por el Procurador General de la República (PGR), los “normalistas” que se dirigían a Iguala para participar en su tradicional marcha del 2 de octubre, “fueron interceptada por policías municipales, quienes los entregaron al grupo criminal Guerreros Unidos”.
Pero la realidad, no histórica, sino palpable y patente es que, a cuatro años de aquél aciago incidente ligado al narcotráfico y la corrupción oficial, nadie del gobierno se pone de acuerdo dónde están, cuál es el paradero de los restos de los estudiantes de Ayotzinapa. A la fecha no se ha hecho justicia, el misterio continúa y la corrupción escurre. No se vale. Hagan descansar en paz a los muertos y a los deudos ¡Justicia! Por eso, Veremos y Diremos.

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