El peso de la conciencia lo hizo entregarse

Noticiero de la Sierra Norte
Por Carlos Castelán
Silverio “N” el detenido número ocho como uno de los presuntos implicados en el caso de La Noche de Papatlazolco, el pasado 10 de Junio, en donde el joven abogado Daniel Picazo fue golpeado, vilipendiado e incinerado, no fue detenido por la Policía Judicial como erróneamente publicamos el pasado 22 de Junio y que la misma Fiscalía en un parte oficial así lo dijera, sino que el hombre fue a entregarse.

Cabe recordar que en nuestra nota, sustentada en los comentarios de testigos presenciales, en el momento de la detención, dijeron que el hoy indiciado Silverio Maldonado Jiménez de 20 años de edad estaba afuera sentado “esperando a alguien o algo…”

En esa ocasión publicamos: “…el día de ayer, poco después del mediodía cuando entre las varias personas que se encontraban afuera de la Casa de Justicia en la colonia El Potro, Silverio N. estaba tranquilamente sentado por allí, en cualquier lugar, esperando a alguien o algo…”

Y efectivamente estaba esperando a que lo arrestaran, ya que momentos antes había llegado hasta la puerta de la Casa de Justicia y habló con el vigilante al que dijo escuetamente: “vengo a entregarme por el asunto de Papatlazolco…”

Un familiar del joven Silverio, de 20 años de edad, comentó a uno de nuestros reporteros que el joven le pidió acompañarlo hasta la Casa de Justicia ya que iría a entregarse por el asunto de La Noche de Papatlazolco. Le comentó que no quería andar así, que estaba arrepentido de lo que hizo y que debería pagar su delito.

El pariente del chico le habló al joven, tratando de entender el papel que le había tocado desempeñar el día de autos y, ante la insistencia del joven para ir a entregarse optó acompañarlo hasta la Casa de Justicia.

Allí afuera, el hombre todavía le preguntó al chico si estaba seguro de lo que iba a hacer, a lo que contestó que sí, que no iba a vivir con el peso de esta culpa. El familiar, quien pidió no ser mencionado por su nombre, dice que le escribió en un pedazo de papel que debería preguntar por el Agente del  Ministerio Público y ante él declararía lo acontecido esa fatídica noche.

El joven entonces se encaminó hasta la puerta de entrada de Casa de Justicia y habló con el vigilante, le dijo que iba a entregarse por el asunto de Papatlazolco.

Acto seguido, el empleado entró al edificio, y avisó sobre esta persona y fue entonces cuando salieron los agentes ministeriales, le gritaron que se parara y se pusiera contra la pared con las manos atrás, lo esposaron y lo metieron al edificio.

Mientras el familiar, que observaba desde lejos, con la cabeza hecha un mar de preguntas y los ojos anegados, admirando la determinación del joven, optó irse caminando y desde lejos volteaba para ver como el joven asumía su responsabilidad y acudía para pagar su culpa.

El familiar que nos dio esta versión, con voz entrecortada nos dice que, efectivamente, tiene el deber de pagar el daño que ocasionó y sólo esperan la sentencia que le dictará el juez por este terrible delito a su pariente.

Con esto se aclara la duda que teníamos sobre el porqué Silverio se encontraba afuera de la Casa de Justicia, sentado al Sol, como muchos parroquianos que allí estaban también esperando a alguien o algo. Creemos que en ese momento dentro de su cabeza seguramente bullía un tornado, un huracán que contenía rachas de miedo y confusión ante lo por venir.

Habría que tratar de entender la decisión de este chico para entregarse a la autoridad, a sabiendas de que su vida da un giro completo, pero en los hechos, los mismos analistas reconocen que es más fácil perdonar a otros que perdonarse a uno mismo. El peso de la culpa mal manejado puede llegar a convertir la vida de las personas en un infierno, en algo muy complicado, más aún cuando vivimos en un mundo lleno de condenación, donde muchas acciones, cosas y personas tienden a señalar directamente o sotto voce nuestros errores. Así las cosas, por lo que en breve, veremos y diremos

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