Ecología mexicana en picada

Noticiero de la Sierra Norte
Por Carlos Castelán
¡Finalmente sucedió!  Tanto va el cántaro al agua, hasta que se rompe. Dicho popular que nos ilustra sobre los límites a los que se llevan algunas cosas hasta que finalmente colapsan.

¿Y usted estimado lector se preguntará, a qué viene este asunto que no termina por dar con el meollo de la situación?

Pues que esto ya había sido advertido desde hace dos años y se convirtió en una bomba de tiempo con mecha corta para que explotara.
Todo comenzó cuando – el pasado 2 de Abril de 2020- el secretario del Medio Ambiente y Recursos Naturales Víctor Toledo renunció al cargo en el Gabinete de López Obrador, “por motivos de salud” aunque, en los hechos, su salida tuvo más que ver con un audio que se hizo público y en el cual el funcionario vertía severas críticas a los proyectos de infraestructura del gobierno de la Cuatro T entre los que se encuentran la Refinería de Tres Boca, el Tren Maya y el Aeropuerto Felipe Ángeles.
Desde ese entonces y a su salida, la SEMARNAT ha caído en el más profundo de los abismos por el peso de los abusos y métodos antiecológicos, así como la corrupción y la manga ancha para los negocios de los cercanos como, digamos, el Ejército, encargado de la construcción del Tren Maya que recién anunció el derribo de millones de árboles en aquella zona selvática del sureste mexicano y en la cual seguramente se incluyen las más preciadas y preciosas maderas de las que no se sabe a donde van a ir a dar y quién las va a negociar.
Hemos de recordar que los constructores del Tren Maya (el Ejército) si bien habían advertido que se iban a derribar 3.4 millones de árboles, en los hechos, grupos ambientalistas han dado a conocer que ya llevan 10 millones de árboles removidos al tiempo que Fonatur avisa que por cada árbol talado “se sembrará otro”.
Así que todo esto es únicamente un botón de muestra de la política ambientalista de López Obrador que, lejos de proteger y recuperar, altera el medio ambiente selvático de la comarca, pone riesgo a miles de especies animales y vegetales, además de atentar contra vestigios mayas, cenotes y cuerpos de agua, sin duda  dará la puntilla a una industria mueblera regional en crisis por la falta maderas finas y ya hizo a México reo de una sustanciosa sanción ecológica internacional en la que el apagafuegos Marcelo Ebrar trata de suavizar
Por tal motivo fabricantes de muebles artesanales de maderas finas, acuden a otros estados para adquirir su materia prima y tratan de mantener vivo su negocio que, de haber sido instalado un programa para reforestar y recuperar los bosques de selva, otro sería el panorama ya que, dicen los lugareños: “El tren Maya, en lugar de sembrar vida, siembra destrucción..”
Por otro lado habría que revisar, como parte de una economía oceánica  sostenible la restauración de corales, manglares y el cultivo de perlas, ya que en la actualidad, la sanción aplicada a México por la CITES congela la posibilidad de exportar cuero de cocodrilo, caoba y otras maderas finas, tarántulas, reptiles de compañía, cactus y plantas dado que, tienen registradas, unas tres mil 150 animales y plantas mexicanas protegidas y muchas de esas especies se exportan y suponen millones de dólares en divisas.
Sin embargo, como México no cumplió las exigencias del Secretariado, su recomendación fue suspender el comercio» con México de todas las especies que figuran en la lista de CITES.
Cabe mencionar que, dice la sanción; Esta recomendación estará en vigor hasta que el Secretariado considere adecuada una versión revisada del plan de acción y publique una notificación a este respecto. Así las cosas por lo que en breve, veremos y diremos. Conste.

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